Seguramente ningún stand representa mejor la mezcla de pasado y futuro que el de Hispano Suiza. Pese a una “hibernación” de más de 70 años, la marca española es la única en haber repetido en la primera edición del Salón y en la del centenario y, lo que es aún más insólito, estando todavía en manos de la familia del fundador. La persona que hizo posible la pervivencia de la marca fue Carmen Mateu, de quien su nuevo modelo toma el nombre. Fallecida en 2018, Carmen era nieta del fundador de Hispano Suiza y además de crear del Festival de Música del Castillo de Peralada mantuvo la marca en la familia hasta transmitírsela su hijo Miguel Suquet, actual dueño.

De alguna manera es inevitable no sentir algo de miedo escénico en el proceso del diseño, porque se trata del renacimiento de una marca histórica”, nos dice Francesc Arenas, diseñador del Carmen. El coche, construido a partir de una estructura monocasco de carbono y movido por dos motores eléctricos que suman más de 1000 caballos, es una máquina de nuestro tiempo, para bien y para mal, pero su aspecto exterior tiene rasgos de diseño con un siglo de antigüedad. “La inspiración de partida era el Dubonnet Xenia, pero este es un coche completamente nuevo y necesitábamos algo más que un homenaje, había que retomar el ADN de la marca”, explica Arenas mientras observamos el coche de cerca.

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El Dubonnet Xenia era el coche particular de André Dubbonet, heredero de una adinerada familia francesa que se convirtió en piloto de carreras de Hispano Suiza y a quien algunos atribuyen la idea de incorporar el emblema de la cigüeña al frontal de los coches en 1919. Carrozado por Saoutchik, esa pieza única fue fabricada en 1938 y, después de una larga historia de idas y venidas, en la actualidad es propiedad del Mullin Automotive Museum de Oxnard, California.

La forma de gota de las aletas traseras y las ruedas carenadas son el rasgo más evidente que el Carmen comparte con el Xenia. A pesar de un aspecto macizo y extraño, la sensación mejora al observar el coche en vivo. “En la parte trasera está evidentemente el recuerdo al Xenia, pero también hemos querido inspirarnos en la silueta de la cigüeña para modelar el final del coche y dirigir el flujo de aire”, nos dice Francesc señalando a las branquias que flanquean el túnel central en la cola del coche “por ejemplo estas branquias, que son necesarias para la ventilación de las baterías, están también cuidadosamente colocadas y diseñadas para ayudar visualmente al conjunto trasero”.

¿Hará Hispano Suiza carrocerías a la carta como es tendencia entre las marcas de hiperlujo? Arenas lo descarta rotundamente: “En un coche de este tipo haremos personalizaciones exhaustivas, pero la carrocería está muy determinada por la estructura de fibra de carbono y no haremos modificaciones que vayan más allá de algún kit aerodinámico…” afirma señalando a la ventanilla trasera “… por ejemplo este triángulo trasero que llega hasta el final del coche forma parte de la estructura de fibra de carbono así que no se puede modificar”.

El Carmen es muchas cosas, pero en la marca también tienen claro lo que no es. “No vamos a hacer como Nio en Nürburgring, no nos interesan los récord de vuelta rápida en circuito”, comenta relajadamente Arenas “Puede que hagamos algún acto para demostrar la velocidad máxima…” añade, pero dejando claro que el Carmen no está aquí para luchar por la última décima del cronómetro. En el nuevo Hispano Suiza está muy presente el concepto de coche de superlujo para viajar con el máximo confort “…así que quizá en el futuro tendría más sentido una berlina”, nos dice Francesc con una sonrisa.