En septiembre de 2008, en plena crisis económica escribi este articulo en mi blog …

UNA RADIANTE MAÑANA

La radiante mañana de este domingo, me ha animado a sacar mi vehículo del cobertizo e irme a poner gasolina en la única estación de servicio que aún queda abierta cerca de mi zona.

Hace años que deje de circular en coche y el garaje lo habilitamos como sala de descanso. En ruta hacia la gasolinera, he conectado telefónicamente para escuchar las noticias de las 10, a la espera de una noticia que,  todo hace parecer, confirmará los rumores que hace unos días están siendo protagonistas. «El precio del petróleo ya no subirá más».

Hace más de cinco años en que empezaron a oírse estos rumores, pero hoy, los puedo leer como  titulares de un periódico matutino. Los comentarios de fondo hacen mención a que los gobiernos de los países exportadores han informado que han activado los planes energéticos finales y que han quedado ya incautadas por ley lo que se consideran «reservas nacionales de subsistencia»,  y  por tanto han decidido poner fin a la exportación de sus reservas. Una medida cautelar que será también llevada a cabo por todos los países compradores de petróleo ante posibles agresiones externas.

Al leer esta noticia en los periódicos de la gasolinera,  he pedido que me informaran de que a que precio tenemos el litro del carburante, una mezcla de petróleo con metanol y unos componentes químicos que incorpora la petrolera,   y me ha comentado que es libre, que la cuba de 12.000 litros que tenia que llegarles ayer solo les ha traído 500 litros,  indicándole además que este pedido será el último que le suministrara  su empresa  proveedora como fin de contrato. Con cierto menosprecio se me informa, que sintiéndolo mucho, si deseo carburante lo tengo que pagar a  999,95€ el litro.

Doy una serie de manchadas a mi medidor de gasolina y la aguja me indica que me quedan como unos 20 o 25  litros en mi deposito. No se si hacer un calculo rápido en valor económico de lo que puedo sacar de ello o pensar que aún puedo hacer unos 120 o 130 km.

Lentamente doy media vuelta y regreso hacia mi casa. Detengo mi automóvil enfrente de la entrada y pulso el timbre de la puerta de mi casa en espera de que alguien de los míos me abra. Al poco tiempo mi esposa me abre sorprendida al verme a  mi y detrás de mi automóvil, impecablemente reluciente. Me apetece dar una vuelta contigo en esta esplendida mañana, el automóvil esta a punto. A los pocos minutos estaba ya preparada y los dos nos sentamos en las cómodas y finas butacas de piel negra de nuestro automóvil. Arrancamos suavemente y fuimos encadenando las velocidades hasta ponernos en directa a 2.000 rpm. Durante unos 20 km ni tan solo hablamos, hasta que decidí contarle lo que me había ocurrido esta misma mañana. ¿Y ahora que piensas hacer? me comento. Pues no se, pensaba ir hacia la ciudad y luego allí decidir que hacemos.

A medida que nos acercábamos a la ciudad, los arcenes de las carreteras se encontraban cada vez mas llenos de vehículos abandonados. Algunos jóvenes desguazaban estos vehículos para recuperar los restos de gasolinas que podía quedar en el deposito y las tuberías. Cuando llegamos al centro de la ciudad nos dimos cuenta de que no circulaba por ella ningún vehículo, los semáforos estaban en ámbar y prácticamente no se oía ningún ruido. Durante el trayecto fuimos comentando que haríamos una vez llegados a la ciudad y decidí, hacer caso a mi esposa. Nuestro viaje tenia como destino final el Museo de Transporte. A medida que nos íbamos acercando, no pare de observar el indicador de gasolina, a lo sumo podían quedar 2 o 3 litros, pues en un pequeño repecho, la falta de combustible al carburador fue algo mas que sonora. Por fin doblamos una esquina y cuando ya vimos la fachada del Museo, mi cerebro no daba crédito a lo que mis ojos estaban viendo. Intente por todos los medios buscar un espacio en donde dejar mi automóvil, pero me era imposible…  La falta de combustible, dejo a mi automóvil parado en paralelo junto a una Berlinetta Ferrari 166MM. No sabíamos que hacer. Mudos, al rato bajamos del automóvil. Yo saque la llave del contacto, cerramos las puertas y dejamos a nuestro Hispano Suiza T49, ahora si ya totalmente parado.

A los dos años una convención hizo que de nuevo regresase a la ciudad. Durante estos años había pensado muchas veces que vicisitudes habría vivido mi Hispano Suiza o cual fue su fin, pues una morbosa curiosidad siempre me acompañaba cuando pensaba en ello.

Busque diferentes excusas entre mis colegas para tomar mi tiempo y poder  encaminarme hacia el Museo del Transporte. Una vez allí, no había rastro de ninguno de aquellos fantásticos automóviles que vi. aquel domingo de primavera.

Pague la entrada al Museo con el animo de saber que había sido de ellos. Después de exponer mi caso a un empleado, este me propuso que me dirigiera al director y amablemente accedió en acompañarme.

Ya en su despacho, el director una persona más joven de lo que esperaba, tranquilamente escucho mi relato y sonriéndome me dijo, tengo preparada una sorpresa para usted.

Pese a mis nervios, salimos pausadamente de su despacho para acceder a la planta inferior del edificio, allí de nuevo entramos en una oficina, una mesa y dos sillas eran el único mobiliario, me ofreció sentarme y lentamente fue buscando un sobre entre varios de ellos en un archivo colocado encima de la mesa, al final encontró el sobre que buscaba Hispano Suiza T49 , sobre que puso en mis manos indicándome que lo abriera. Por mi mente pasaron miles de posibilidades, pero en definitiva mi gran sorpresa vino cuando vi una notificación administrativa en la cual se me indicaba que debía pagar una multa por abandono de un automóvil en vía pública. Sonriendo me dijo, precisamente ayer paso por aquí otra persona buscando referencias de su automóvil, creo recordar que me dijo que era propietario de una Berlinetta Ferrari 166MM,  gracias a ello también pude entregarle la notificación de apremio.

Al ver mi cara de asombro, me dijo, decidieron demasiado tarde que hacer con sus automóviles, nosotros ya les advertíamos que lo mejor era dejarlos inmóviles.

En 2022 , solo rectifico un detalle de este ultimo parrafo… escribi que hacer con los automóviles y hoy creo quelo hacertado hubiera sido escribir con sus automóviles.

Salvador Claret i Sargatal